3. Sí. Tú eres el santo de los santos, yo un basural de pecados. Tú te rebajas hasta mí, mientras yo no soy digno de mirarte siquiera. Tú llegas a mí, quieres estar conmigo y me convidas a tu mesa; quieres darme de comer el pan de los ángeles que no es otra cosa, por cierto, que tu misma persona, pan vivo bajado del cielo y que da la vida al mundo (cfr. Sal 77, 25; Jn. 6, 33. 51).
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.