4. Porque la comida, la bebida, el vestido y las demás cosas necesarias para sustentar el cuerpo son gravosas para un alma ferviente. Concédeme hacer uso moderado de todo lo necesario y no apegarme a ello con exagerado afecto.
No es lícito prescindir de todas las cosas, porque es necesario sustentar la naturaleza, pero la santa ley de Dios prohíbe buscar lo superfluo y lo que más deleita, ya que, en este caso, la carne se sublevaría contra el espíritu.
Te ruego que tu mano me guíe y enseñe a caminar entre estos dos extremos para no caer en ningún exceso.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.