En la última semana, lo que sería una cría de ballena jorobada ha sido avistada en las costas del Urabá antioqueño. Según investigadoras de la Corporación Académica Ambiental de la Universidad de Antioquia, el ballenato está solo y perdido, pues su ruta en el Caribe está alejada del Golfo de Urabá.
«Creemos que este visitante es un animal de ocho metros aproximadamente, lo estamos buscando para saber si está en capacidad de alimentarse por sí mismo, si puede sobrevivir o está en un estado de vulnerabilidad. No tiene dientes y no representa ningún riesgo para los humanos», destacó María Camila Rosso Londoño, experta en mamíferos marinos y estudiante de doctorado Interinstitucional de Ciencias del Mar de la Universidad de Antioquia.
El pequeño cetáceo corre riesgo de ser cazado, asesinado, quedarse varado y morir, o sufrir un accidente por causa de las embarcaciones rápidas y buques grandes que transitan por la zona. La principal preocupación de los expertos, es que el golfo de Urabá no es un lugar común en la ruta de las ballenas y los grandes delfines en el Caribe.
«Ellos tienen rutas por donde pasan en el Caribe, que no incluyen el golfo de Urabá, así que se equivocó de camino, se desorientó, algo sucedió que lo separó de su grupo y entró acá. Estamos asumiendo que este ballenato está perdido y que su grupo debe estar hacia el norte, es decir, afuera del golfo. Esperamos que logre salir, pero por su edad, la probabilidad de supervivencia se reduce entre más tiempo se quede solo al interior del golfo», recalcó la profesora de la Corporación Académica Ambiental, Jenny Leal Flórez.
Usualmente lo primero que se ve del ballenato es el soplido. Las investigadoras hacen un llamado a los habitantes del golfo para que respeten la vida del ballenato y en caso de avistarlo, den aviso a la Universidad de Antioquia Sede Urabá, a la Fundación Omacha o al proyecto Delfin Gris, quienes se encuentran en la búsqueda de la cría.
«Recomendamos disminuir la velocidad de la embarcación y evitar pasar cerca del animal, de frente o atravesarse. Las personas no están acostumbradas al contacto con estos ballenatos y creen que por ser grande atacará, pero no es así. Si se siente en peligro, el ballenato va tratar de escapar y defenderse, esto puede causar movimiento en el agua y afectar las embarcaciones. En condiciones normales no hace ningún daño a los humanos. Del susto ante un posible contacto, el ballenato se puede ir hacia un lugar del cual no pueda salir», señaló Leal Flórez.
De acuerdo con la profesora Jenny Leal, son cada vez más frecuentes los varamientos de mamíferos marinos en el golfo de Urabá. Uno de los registros más recientes es el de un cachalote que se varó y murió en Arboletes, cerca a la playa del volcán de Lodo.
«No es muy común porque no está en la ruta natural, no es un lugar que hace parte del ciclo biológico y ecológico. Queda la preocupación del por qué se están perdiendo o se separan del grupo accidentalmente, en especial los ballenatos», agregó la profesora.
Una de las hipótesis del desvío es que el aumento de la temperatura, del nivel del mar, y el cambio en las corrientes oceánicas, podrían desorientar a estos mamíferos. Pese a ello, las expertas destacan que aún no hay evidencia de lo que habría causado que el ballenato llegara al golfo de Urabá. Sin embargo, es conocido que el aumento de temperatura en el mar tiene consecuencias a nivel biológico para estos y otros animales.
En otros lugares del mundo se han reportado casos de animales perdidos o lejos de su hábitat. Hace pocas horas, un oso polar llegó hasta la ciudad de Norilsk, en el Ártico Ruso, buscando comida a 800 kilómetros de su hábitat natural, según autoridades locales, estas incursiones son cada vez más frecuentes debido al cambio climático y el deshielo.
Se cree que estos fenómenos estarían relacionados con el derretimiento de los glaciares. Como el reportado el 13 de junio de 2019 en Groenlandia, en imágenes que se hicieron virales en redes sociales. Según medios de comunicación internacionales, a la fecha, el 40 % de la isla ha experimentado un derretimiento de sus glaciares.
Fuente: Universidad de Antioquia