5. Nadie merece el gozo celestial si antes no se ha ejercitado con paciencia en la santa contricción. Si quieres arrepentirte de corazón, retírate en tu cuarto dejando afuera el tumulto del mundo, como está escrito: Contristaos en vuestros aposentos (Sal. 4, 5). En la celda encontrarás lo que con frecuencia pierdes fuera de ella. La celda, si es habitada continuamente, produce agrado; si se prefiere vivir fuera de ella, provoca hastío. Si desde el comienzo de tu entrada en el convento la habitas y la cuidas, ella se convertirá para ti en amiga querida y agradable consuelo.
Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.