5. Si de buena gana llevas la cruz, ella te llevará a ti y te guiará al puerto deseado donde será el fin de todo padecimiento que aquí nunca termina. Si la llevas contra tu voluntad, te hechas encima una nueva carga, la haces más pesada y, de todos modos, tendrás que cargar con ella. Al rechazar una cruz sin duda encontrarás otra y, tal vez, más pesada.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.