7. ¿Por qué quieres ver lo que no te es lícito tener? El mundo pasa y con él sus deleites (1 Jn. 2, 17). Los deseos sensuales llevan a divagar; pero, pasado el momento, ¿qué te queda, sino remordimiento de conciencia y disipación de corazón? Una salida alegre produce con frecuencia un triste regreso y una velada entretenida una mañana afligida. Todo deleite sensual se desliza blandamente, pero, al cabo, muerde y mata. ¿Qué puedes ver fuera del convento que desde adentro no lo puedas mirar? Aquí tienes el cielo, la tierra y todos los elementos de los cuales se hicieron todas las cosas.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.