6. Sin embargo, hay un abismo entre el arca de la alianza con todas las cosas santas que custodiaba y tu purísimo cuerpo con sus virtudes inefables; entre los sacrificios legales de entonces, imagen de los sacrificios futuros, y tu cuerpo, verdadera víctima, que completa todos los holocaustos antiguos.

7. ¿Por qué pues, no me inflamo más en tu presencia adorable? ¿Por qué no me preparo con mayor cuidado a nutrirme de tu santidad cuando considero que aquellos santos del Antiguo Testamento —patriarcas y profetas, reyes y príncipes, en unión de todo el pueblo— demostraron tan grande devoción y celo por el culto divino?

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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.