87. Es muy difícil, dada nuestra debilidad y fragilidad, conservar en nosotros las gracias y los tesoros que hemos recibido de Dios: 1º – Porque tenemos en vasos frágiles este tesoro que vale más que el cielo y la tierra: Habemus thesaurum istum in vasis fictilibus (2 Cor. 4, 7), en un cuerpo corruptible, en un alma débil e inconstante, que por nada se turba y abate.
88. 2º – Porque los demonios, que son astutos ladrones, desean sorprendernos de improviso para robarnos y despojarnos: espían día y noche el momento favorable para ello, y dan vueltas en torno nuestro incesantemente para devorarnos y quitarnos en un instante, por un pecado, todo lo que hemos podido ganar de gracias y méritos en muchos años. Su malicia, su experiencia, sus astucias y su muchedumbre deben hacernos temer infinitamente esta desgracia, una vez que personas más llenas de gracias, más ricas en virtudes, más fundamentadas en la experiencia y elevadas en santidad, han sido sorprendidas, robadas y saqueadas lastimosamente. ¡Ah! ¡Cuántos cedros del Líbano y estrellas del firmamento se han visto caer miserablemente y perder su elevación y claridad en poco tiempo! ¿De dónde se ha originado esta extraña mudanza? No ha sido por falta de gracia, de quien nadie carece, sino por falta de humildad. Ellos se han creído más fuertes y autosuficientes de lo que eran en realidad; se han creído capaces de guardar sus tesoros; se han fiado y apoyado en sí mismos; creyeron su casa tan segura, y sus cofres tan fuertes para guardar el precioso tesoro de la gracia; y a causa de este apoyo imperceptible que tenían en sí mismos, el señor muy justamente ha permitido que hayan sido robados, abandonándolos a sus solas fuerzas. ¡Ah! ¡Si ellos hubieran conocido la devoción admirable que mostraré enseguida, habrían confiado su tesoro a una Virgen poderosa y fiel que les habría guardado como su bien propio, e incluso se hubiera obligado a ello como en justicia!
Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María
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