2. La naturaleza es astuta, arrastra a mucha gente, la enreda y engaña y se pone a sí misma por fin. La gracia, en vez, obra con sencillez, huye hasta de las simples efigies del mal, no tiende lazos engañosos y cumple todas las cosas por Dios en el cual, como conclusión, hallará su descanso.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.