14. Ten por cierto que tu vida ha de ser una muerte continua y que cuanto más uno muera a sí mismo, tanto más vivirá para Dios. Nadie es apto para comprender las cosas celestiales si no acepta padecer adversidades por Cristo.
Nada hay en el mundo más agradable a Dios ni más saludable para ti que sufrir voluntariamente por Cristo. Y si te dieran a escoger, deberías preferir los padecimientos de Cristo que gozar de muchos consuelos, porque así serías más semejante a él y más conforme a todos los santos.
Nuestro mérito y la perfección de nuestro estado no consiste en las muchas dulzuras y en las alegrías, sino en las grandes penas y en las tribulaciones que se hayan soportado.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.