54. Dios ha creado no solamente una enemistad, sino enemistades, y no sólo entre María y el demonio, sino también entre la descendencia de la Santísima Virgen y la del diablo. Es decir, Dios ha puesto enemistades, antipatías y odios secretos entre los verdaderos hijos y servidores de la Santísima Virgen, y los hijos y esclavos del diablo: por esta razón, ellos no se aman mutuamente, ni tienen correspondencia interior unos con otros. Los hijos de Belial, los esclavos de Satán, los amigos del mundo (ya que esto es la misma cosa), han perseguido siempre hasta el presente, y perseguirán más que nunca a aquellos y a aquellas que pertenecen a la Santísima Virgen, como otrora Caín persiguió a su hermano Abel, y Esaú a su hermano Jacob, que son prefigura de los réprobos y de los predestinados. Pero la humilde María obtendrá siempre la victoria sobre este orgulloso, y de manera tan rotunda, que Ella le aplastará la cabeza en la cual reside su orgullo, Ella descubrirá siempre la malicia de la serpiente, haciendo claras sus malicias infernales, disipará sus consejos diabólicos, y librará a sus fieles siervos, hasta el fin de los tiempos, de sus garras crueles.
Pero el poder de María sobre todos los diablos brillará particularmente en los últimos tiempos, en que Satán pondrá acechanzas a su talón, es decir, a sus humildes esclavos y a sus pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Ellos serán pequeños y pobres según el mundo, y rebajados delante de todos como el talón, hollados y perseguidos, como el talón lo es en relación a los demás miembros del cuerpo; pero, a cambio de ello, serán ricos en gracias de Dios que María les distribuirá abundantemente; grandes y de santidad relevante delante de Dios, superiores a toda criatura por su celo inflamado, y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que con la humildad de su talón en unión con María, aplastarán la cabeza del diablo y harán triunfar a Jesucristo.
Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María
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