2. ¿Habrá algo que no sepa gustar rectamente, quien gusta de ti? ¿Y qué le podrá agradar al que no sabe gustar de ti?
Los sabios del mundo, y los que lo son según la carne, desaparecen ante tu sabiduría; en aquéllos se encuentra una grande vanidad y en éstos impera la muerte.
Los que te siguen despreciando al mundo y mortificando su cuerpo son los verdaderos sabios porque pasan de la vanidad a la verdad y de la materia al espíritu.
Estos sienten el sabor de Dios y todo lo bueno que encuentran en las criaturas lo refieren a la gloria de su Creador. De toda manera es distinto, muy distinto, el gusto del Creador y el de la criatura, de la eternidad y del tiempo, de la luz increada y de la creada.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.