59. En fin, sabemos que serán verdaderos discípulos de Jesucristo, marchando sobre las huellas de su pobreza, humildad, menosprecio del mundo y caridad, enseñando el camino estrecho de Dios en su pura verdad según el Santo Evangelio, y no según las máximas del mundo, sin inquietarse ni hacer acepción de nadie, sin exceptuar, escuchar ni temer a ningún mortal, por más poderoso que sea. Tendrán en su boca la espada de dos filos de la palabra de Dios; llevarán sobre sus espaldas el estandarte ensangrentado de la Cruz, el Crucifijo en la mano derecha, el Rosario en la izquierda, los sagrados nombres de Jesús y de María sobre su corazón, y la modestia y mortificación de Jesucristo en toda su conducta.
He ahí los grandes hombres que vendrán, que serán hechos por María siguiendo las órdenes del Altísimo, para extender su imperio sobre el de los impíos, idólatras y mahometanos. ¿Cuándo y cómo será esto?… Sólo Dios lo sabe: A nosotros sólo nos corresponde callar, rogar, suspirar y esperar: Exspectans exspectavi (Sal. 39, 2).
Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María
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