108. En tercer lugar, la verdadera devoción a la santísima Virgen es santa, es decir que ella auxilia al alma para evitar el pecado, e imitar las virtudes de María, particularmente su humildad profunda, su fe viva, su obediencia ciega, su oración continua, su mortificación en todas las cosas, su pureza divina, su caridad ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angélica y su sabiduría divina. Estas son las principales virtudes de la Santísima Virgen.
Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María
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