15. La naturaleza en seguida se queja si le falta algo o si algo le molesta, mientras que la gracia aguanta con fortaleza cualquier privación.
16. La naturaleza todo lo converge a sí misma y por sí misma lucha y porfía. La gracia, en vez, todo lo refiere a Dios, como a su fuente natural; no se atribuye ningún bien ni lo presume arrogantemente; no discute, ni desea que su parecer se imponga al de los otros, sino que en todo sentimiento y en cualquier pensamiento se somete a la eterna sabiduría y al juicio de Dios.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.