3. Esta es la verdad con la cual se ha de destruir toda vanagloria. Y si la gracia celestial y la caridad verdadera entraran en ti, no tendrías envidia alguna ni el egoísmo ocuparía tu corazón y así te verías libre del amor propio. La caridad lo vence todo y ensancha todas las fuerzas del alma.
Si todo lo anterior lo entiendes bien, en mí solo te alegrarás y en mí solo esperarás, porque nadie es bueno sino sólo Dios (Lc. 18, 19), que debe ser alabado y bendecido en todo y sobre todas las cosas.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.