6. ¡Cuán frágil es la naturaleza nuestra, siempre propensa al vicio! Hoy confiesas tus pecados y mañana vuelves a cometer lo mismo de que te acusaste. Ahora propones cuidarte y una hora después obras como si nada te hubieras propuesto.
Con sobrada razón, pues, debemos humillarnos y no tener un alta opinión de nosotros porque somos débiles e inestables. Pronto, por negligencia, podemos perder lo que con mucha dificultad, habíamos por fin logrado con la gracia de Dios.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.