5. Escribe mis palabras en tu corazón y medítalas con diligencia, porque te serán muy necesarias en el tiempo de la tentación.
Lo que no entiendes cuando lo lees, lo comprenderás en el día de mi visita.
De dos maneras acostumbro visitar a mis elegidos: con tentación y con alivio. Y dos lecciones les doy cada día: en una les reprendo sus faltas y en otra los animo a perseverar en la virtud.
El que, habiendo recibido mis palabras, las desprecia, tiene ya quien los juzgue (cfr. Jn. 12, 48) en el último día.
Lea también: Mi promesa nunca falla a nadie, ni deja irse con las manos vacías al que confía en mí
Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.