6. Proclamo con los santos que la excelsa María es el paraíso terrestre del nuevo Adán, quien se encarnó en él por obra del Espíritu Santo para realizar allí maravillas incomprensibles. Ella es el sublime y divino mundo de Dios, lleno de bellezas y tesoros inefables. Es la magnificencia del Altísimo, quien ocultó allí, como en su seno, a su Unigénito y con El todo lo más excelente y precioso.
¡Oh! ¡Que portentos y misterios ha ocultado Dios en esta cultura admirable, como Ella misma —no obstante de su profunda humildad— se ve obligada a confesarlo. ¡El poderoso ha hecho cosas grandes por mí! ¡El mundo las desconoce porque es incapaz e indigno de conocerlas!
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Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María