Sacerdote sonsoneño José Saúl Grisales Grisales es consagrado Obispo de la Diócesis de Ipiales por el Nuncio Apostólico del Papa Francisco en Colombia. Con él, ya son 6 los obispos nacidos en esta ciudad pastoreando el rebaño del Señor.


En la Catedral Nuestra Señora de Chiquinquirá de Sonsón, con la presencia del Nuncio Apostólico del Papa en Colombia, obispos, sacerdotes, religiosas, comunidad, administración municipal, el concejo y la fuerza pública, se llevó a cabo la Consagración Episcopal del sacerdote Sonsoneño José Saúl Grisales Grisales.

Durante la apertura, Monseñor Fidel león Cadavid, Obispo de la Diócesis de Sonsón Rionegro, se dirigió a todos los asistentes y manifestó sus felicitaciones y agradecimientos a la comunidad sonsoneña por llenar de orgullo el pueblo creyente al aportar a la Iglesia su sexto Obispo nacido en estas tierras, y dijo:

“Querido Monseñor José Saúl, agradecemos el don que Dios hace a la Iglesia en su persona al llamarlo a ser sucesor de los apóstoles. Oramos por usted para que por la efusión del Espíritu seas pleno del amor de Dios para estar al cuidado de su pueblo como principio y fundamento visible de unidad eclesial, y que seas, como no lo recordó el Papa, pastor y no técnico y político, custodio y sacramento del primer paso del amor de Dios en Jesucristo.”

Luego de la Liturgia de la Palabra, y tras el canto del Himno Veni Creator Spiritus, se dio inicio al rito de Consagración de Monseñor José Saúl Grisales Grisales, donde, en nombre de la Santa Madre Iglesia, el Padre Francisco Javier Giraldo pidió a Monseñor Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico del Papa en Colombia, que el Padre José Saúl fuera agregado al Orden de los Obispos conforme al Mandato Apostólico dado y promulgado por el Santo Padre.

En cuanto al Mandato Apostólico, escrito en latín y firmado por el Papa Francisco, expresaba:

“Nos, Sucesor del Beato Pedro y Padre Universal, deseando proveer de manera apropiada a la sede de Ipiales, vacante por la renuncia del venerable hermano Arturo de Jesús Correa Toro, después de oír a la Congregación para los Obispos, comprobado todos tus dotes de que estas adornado y gran conocedor de la sagrada liturgia y de las cosas pastorales, como lo percibimos, por tanto, querido hijo, con toda nuestra potestad apostólica, te nombramos Obispo de Ipiales con todos los derechos y obligaciones.”

“Has fielmente, querido hijo, que el gravísimo oficio de Obispo sea ejercido de tal manera que los fieles a ti confiados te den crédito y permanezcan fuertes en la ley del Señor y caminen alegremente recordando estas palabras. Hijo mío, guarda mis preceptos en tu corazón por todos los días y años de tu vida y tendrás paz. La luz, la fuerza y el gozo del Espíritu Santo y la protección de Nuestra Señora de Chiquinquirá, sean siempre con tigo y con la queridísima comunidad eclesial en la amada Colombia.”

A continuación, Monseñor Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico del Papa en Colombia, se dirigió a Monseñor José Saúl y a todos los presentes:

“Con la luz de la palabra proclamada, el solemne rito de la ordenación episcopal nos invita a considerar aquel misterio que será promovido a nuestro Hermano José Saúl Grisales Grisales a dos días de la celebración del Santo Patrono, San José, para que interceda por él desde el cielo, que vea a este hijo de esta tierra sonsoneña donde la Iglesia a sido presente y presencia salvadora de Dios, y la fe de sus gentes, un terreno fecundo del que Dios se ha servido para suscitar con profusión, vocaciones para su santo servicio.”

“Si dirigimos la mirada a la acción misteriosa de la Trinidad descubrimos que cada una de las divinas personas actúan según su propiedad realizando dicha profecía. El Padre es el que ha ungido, el Hijo ha sido ungido y el Espíritu Santo es la unción. Así, el mismo espíritu que se derramó sobre Cristo, el ungido y enviado del Padre, hoy vuelve a infundirse en el alma de Monseñor José Saúl para agregarlo al número de los apóstoles y para no dejarlos nunca más.”

“El obispo pertenece exclusivamente a su misión, es decir, a quien lo ha consagrado por la unción, por tanto, oremos con fuerza para que Monseñor José Saúl se identifique también subjetivamente, psicológicamente con Cristo, Obispo y Buen Pastor. Se done a él sin reserva y desde hoy viva con alegría, empeño y total dedicación el ministerio que recibe. Es una inmensa responsabilidad que él puede y debe vivir con coherencia en cada instante y en cada circunstancia de su vida.”

Luego de la homilía, y como parte del Rito de Consagración, el Nuncio Apostólico procedió a indagar a Monseñor José Saúl. La antigua regla de los Santos Padres establece que quien ha sido elegido para el Orden Episcopal sea ante el pueblo previamente examinado sobre su fe y sobre su futuro ministerio, donde deberá estar dispuesto a cumplir con fidelidad las tareas a él encomendadas: anunciar el evangelio, conservar la tradición apostólica, edificar la Iglesia, obedecer al Sumo Pontífice como sucesor de San Pedro y cuidar de su Pueblo con amor de Padre.

Después de responder a las preguntas, Monseñor José Saúl se postró en el altar mientras se cantaban las Letanías de la Virgen. Terminadas las letanías se puso de rodillas y todos los obispos presentes le impusieron las manos, un signo muy antiguo de la iglesia empleado para manifestar el don de la invocación del Espíritu Santo sobre quien es destinado a una misión especial.

Acto seguido, se impuso sobre Monseñor José Saúl el libro de los evangelios, porque su misión primera es ser maestro de la verdad para sus fieles, verdad que dimana de la palabra divina.

“Recibe el evangelio y proclama la palabra de Dios con deseo de instruir y con toda paciencia.” Monseñor Ettore Balestrero.

Llegado el momento cumbre de la Ordenación Episcopal fue ungido con el Santo Crisma por Monseñor Ettore Balestrero, Nuncio Apostólico del Papa en Colombia, y de quien también recibió el anillo que simboliza la unión con la Iglesia a la cual debe amar y servir en perfecta entrega y fidelidad.

“Recibe este anillo signo de fidelidad y permanece fiel a la Iglesia Esposa Santa de Dios”. Monseñor Ettore Balestrero.

Seguidamente, recibe sobre su cabeza la mitra, insignia episcopal que le compromete a ejercer su ministerio con fidelidad hasta alcanzar un día la corona de la gloria que no se marchita.

“Recibe la mitra. Brille en ti el resplandor de la santidad para que cuando aparezca el Príncipe de los pastores merezcas recibir la corona de Gloria que no se marchita”. Monseñor Ettore Balestrero.

La función pastoral del Obispo se significa con el báculo o cayado, por tanto, fue entregado inmediatamente al nuevo consagrado.

“Recibe el báculo, signo del ministerio episcopal y cuida de todo rebaño que el Espíritu Santo te ha encargado guardar como pastor de la Iglesia de Dios”. Monseñor Ettore Balestrero.

El rito de la Consagración finalizó con un fuerte aplauso de todos los asistentes. Enseguida, el Señor Nuncio invitó a Monseñor José Saúl para que ocupara el primer puesto entre los Obispos concelebrantes donde recibió de todos ellos el abrazo de paz como signo de la fraternidad y colegialidad episcopal, por la cual, todos unidos al Santo Padre forman un único cuerpo.

La celebración continuó con la liturgia eucarística y finalmente con las palabras del nuevo Obispo de la Diócesis de Ipiales, Monseñor José Saúl Grisales de quien compartimos algunos apartes de su discurso:

“Dios se ha servido de sus manos para transmitirme su gracia y asociarme a los sucesores de los apóstoles. Con respeto, pido a vuestra excelencia, manifestar mi amor y devoción por el Santo Padre, el Papa Francisco.”

“La fraternidad episcopal que he podido encontrar desde el día del anuncio de mi elección como Obispo de Ipiales, me ha fortalecido y alentado. Me llena de esperanza el saber que hay hermanos mayores con los que siempre podré contar y con quienes podré aprender grandes lecciones de vida para ejercer con provecho este encargo pastoral.”

“Con espíritu reverente, me acerco al texto del salmo 115 para preguntarme como el salmista: ¿Cómo pagaré al señor todo el bien que me ha hecho? Mi respuesta sería: debo agradecer, testimoniar y servir.”

“Con ustedes y ante ustedes he testimoniado hoy mi fe, fe en el Dios de la vida y el amor, en el hacedor de la familia y su gran sustentador, en el Dios de la misericordia y la bondad infinita, en el Dios amigo y defensor de los excluidos y desposeídos a causa de la injusticia, en el Dios que constituyó a los doce apóstoles columnas y fundamento de su Iglesia. En el Dios que llama y consagra con la gracia del Espíritu, en el Dios celebrado como salvador y rey.”

“En su bondad, el Buen Pastor, me ha llamado a ser en la Iglesia, Obispo, y con la Iglesia, discípulo misionero del Señor. Amen.”

Registro Fotográfico de la Consagración Episcopal Monseñor José Saúl Grisales