1.En las Sagradas Escrituras debe buscarse la verdad, no la elocuencia. Ellas deben ser leídas con el mismo espíritu con que fueron escritas y, más que la elegancia de la forma, en ellas hay que buscar el provecho espiritual.
Debemos, además, leer los libros simples, pero devotos, con las mismas disposiciones que los doctos y profundos. No te dejes impresionar por el apellido del escritor, si es de menor o mayor renombre. Lo que debe llevar a leerlo es el puro amor a la verdad. No te importe saber quién lo ha dicho, sino lo que ha dicho.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.