1.Mientras vivamos en el mundo no podemos estar sin tribulaciones y sin tentaciones. Por eso en el libro de Job está escrito que la vida del hombre sobre la tierra es toda una tentación (cfr. Job 7, 1). Cada uno, por lo tanto, debería tener mucho cuidado con las tentaciones y velar en la oración (cfr. 1 Pe. 4, 7), a fin de que el diablo no encuentre la manera de sorprendernos, porque él nunca duerme y como león rugiente da vueltas y busca a quién devorar (1 Pe. 5, 8).
Nadie es tan perfecto y tan santo que no tenga, a veces, tentaciones, porque no podemos librarnos totalmente de ellas.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.