2. Si buscas descanso ahora en esta vida, ¡cómo podrás llegar al resposo eterno después? No te esfuerces en conseguir una gran tranquilidad, sino una gran paciencia. Busca la verdadera paz no en la tierra, sino en el cielo; no en los hombres y en la demás criaturas, sino solamente en Dios.
Por el amor de Dios debes gustosamente soportarlo todo: fatigas y dolores, tentaciones y congojas, angustias y miserias, enfermedades e injurias, murmuraciones y retos, humillaciones y trastornos, correcciones y desprecios.
Todo esto ayuda a recorrer el camino de la virtud, fortalece al joven soldado de Cristo y prepara para la corona celestial. Por un breve trabajo yo entregaré una recompensa eterna y una gloria sin fin por una humillación pasajera.
Lea también: Capítulo 35|En esta vida nadie carece de tentaciones
Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.