No es un ángel a quien voy a recibir en mi casa, sino al Señor de los ángeles
5. ¡Oh, Dios mío! ¡Cuánto se esforzaron ellos para agradarte! ¡Cuán poco es, por otra parte, lo que hago yo! ¡Cómo es breve el tiempo empleado para prepararme a comulgar!…