Esta noche, mientras llueve, después de una larga jornada de trabajo en el jardín; en su dormitorio se encuentra Mercedes tratando de conciliar el sueño pero un sentimiento que se resiste a morir la mantiene en vela, la doblega. Toda ella se conjuga en un dolor punzante que atraviesa su pecho.
Cada una de las gotas filosas de cristal desprendidas del cielo, invisibles por la oscuridad de esta noche profunda, van taladrando rítmicamente un agujero en el subsuelo y enterrando en él, esa melodía que no tiene otro significado que la sepultura definitiva de su relación amorosa de años. Ya es la madrugada, el sentimiento insistente inició con un te amo analizado desde lo más profundo de su ser, con la intención de tener seguridad, de que fuese claro y de querer hacerlo parte definitiva en su vida, sin ningún temor ni duda, seguido de muchos poemas escritos por ella con el fin de compilar un archivo de paisajes pintados con el más puro sentimiento de amor, canciones llenas de pasión, de igual manera cartas escritas de su puño y letra repletas de confesiones en las que dejaba un trozo de su corazón en cada frase.
Mercedes sentía en lo hondo de su ser que Guillermo correspondía a su amor, así lo expresaba, era mágico para él sentirse fuente de inspiración, sujeto amado, Mercedes daba forma ideal a Guillermo, en cada palabra lo hacía caballero, dios y hombre. Nadie más grande y dichoso que Guillermo pisaba la tierra, sentía que su grandeza se reflejaba en él.
Mercedes describió en cada emoción la forma que tomaban los colores, esto logrado en la plenitud de su relación. Al pronunciar el nombre de su amado, suspiraba; con cada suspiro se intensificaban los sentimientos, todos tan fuertes y únicos en aquel idilio… Guillermo llegó al punto de no poder respirar si no sabía nada de Mercedes por un largo rato.
Ahora es diferente, Mercedes, siente el instante en el que su amado Guillermo, en un momento de abandono dejó caer todos los poemas de sus manos, permitió que el viento arrastrara las melodías de sus canciones perdiendo su son, las cartas se le convirtieron en manchas rojas. Además Mercedes, en este mismo momento tiene una visión en la que puede contemplar cómo del corazón de Guillermo sale una a una las letras que forman su nombre, ella las recoge, lo reconstruye juntando cada letra desde su amor propio. Mercedes se desvanece en el corazón del hombre llamado Guillermo.
Esta misma noche Guillermo, el dios, le ordena disolverse, la obliga a convertirse en un aguacero eterno con llovizna menuda de modo que desvanezca este mundo que era de dos. Mercedes vivencia lentamente como va cayendo cada trozo de su corazón en tierra húmeda y fértil, ahí, en ese punto dónde antes se besaron y flotaron unidos se siembra su recuerdo, los poemas, las canciones, las dulces cartas.
Mercedes antes de que brille el sol del nuevo día se transforma en un plantío de ASTROMELIAS.
Por: Berenice Pérez Hincapié
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