5. Te lo dije muchísimas veces, y ahora te lo repito: abandónate, entrégate y gozarás de mucha serenidad interior. Dalo todo por el todo. No busques ni reclames nada. Permanece decididamente unido sólo a mí y me poseerás, tendrás libertad de espíritu y no te oprimirán las tinieblas.
Esfuérzate para obtener todo esto, pídelo y deséalo. Despójate de todo apego a ti mismo para así, desnudo, poder seguir a Jesús desnudo y, muerto a tus pasiones, vivir eternamente en mí.
Entonces desaparecerán todas las vanas imaginaciones, las malas perturbaciones y los cuidados inútiles, entonces se esfumará también el temor excesivo y morirá todo afecto no conforme a la voluntad de Dios.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.