1.Hijo, todavía debes aprender muchas cosas que nos has entendido bien.
¿Cuáles son, Señor?
Que orientes todo tu deseo sólo según mi voluntad y que no te ames a ti mismo, sino que tengas verdadero celo por cumplir lo que a mí me agrada. Muchas veces los deseos ardientes te excitan y te empujan a obrar con vehemencia, pero considera si te mueves más por mi honra que por tu provecho.
Si yo soy la razón de tus acciones, te contentarás con cualquier resultado. Pero si ellas tienen escondido algo de amor propio, eso será lo que te entorpecerá y retardará.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.