8. El que no esté dispuesto a sufrirlo todo y hacer la voluntad del Amado, no es digno de ser llamado amante. Por el Amado, debe abrazar con alegría todo lo duro y lo amargo que se le presente y nunca apartarse de él por ninguna contrariedad que le pueda sobrevenir.
Lea también: El amor es cauto, humilde y recto
Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.