4. Rara vez encontraremos alguna persona tan espiritual que esté desprendida de todas las cosas. ¿Quién podrá encontrar al verdadero pobre de espíritu y desapego de toda criatura? Es un tesoro que debe ser estimado más que todo todas las preciosidades traídas de lejanas tierras (Prov. 31, 10).
Si uno entregara por este tesoro todos los bienes (cfr. Cant. 8, 7), aún sería nada. Y si aprendiera todas las ciencias, aún andaría lejos.. Y si poseyera una virtud excelsa y una piedad muy intensa, todavía le faltaría mucho; es decir, le faltaría lo más necesario.
¿En qué consiste lo más importante? En que, después de haberlo abandonado todo, las criaturas salgan de sí mismas, se despojen de sus individualismos y renuncie a todo amor propio; y, después de haber hecho lo que a su juicio debían cumplir, crean que no han hecho nada.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.