8. Todo te saldría espiritualmente derecho y provechoso si vivieses bien y libre de pecado. Muchas cosas te desagradan y te perturban frecuentemente porque aún no has muerto a ti mismo perfectamente ni te has desprendido de todo lo que es terrenal.
Nada mancha ni esclaviza tanto el corazón del hombre como el amor desordenado de las criaturas. Si renuncias a los consuelos exteriores podrás mirar las cosas celestiales y gozar de grande alegría en tu corazón.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.