8. ¿Qué puedes ver en otro lugar que dure mucho tiempo bajo el sol? ¿Crees, tal vez, poder saciar tus deseos? Eso, jamás lo conseguirás. Aunque desees conocer todas las cosas de este mundo, ¿qué es esto sino un deseo fuera de la realidad?
Levanta los ojos hacia arriba, a Dios, y pídele perdón por tus pecados y por tus negligencias. Deja las vanidades a los fatuos y atiende lo que Dios te ha mandado.
Cierra la puerta tras de ti, llama a tu gran amigo Jesús, quédate con él en tu aposento y en ningún otro lugar encontrarás tanta paz.
Si no salieras tantas veces ni escucharas tantas habladurías, ciertamente mantendrías una serenidad mayor. Pero como te gusta oír las novedades, es necesario que, como corolario, aguantes las inquietudes del corazón.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.