6. Algunos sufren tentaciones peores al principio de su conversión, otros, al final. Unos son duramente probados durante toda su vida, mientras otros padecen tentaciones leves: todo conforme a la sabiduría y justicia de Dios que mide la condición y los méritos de cada uno y que todo lo ordena a la salvación de los elegidos.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.