5. Si los hombres pusiesen tanto empeño en extirpar los vicios y en cultivar las virtudes cuanto en suscitar sutiles cuestiones filosóficas, no habría tantos males y tantos escándalos entre el pueblo ni tanta relajación en los conventos. Ciertamente, al llegar el día del juicio, no se nos preguntará qué leímos, sino qué hicimos; ni si hablamos castizamente, sino si vivimos religiosamente.
Dime: ¿dónde están ahora todos aquellos señores y maestros que tú muy bien conociste cuando aún vivían y florecían en sus estudios? Otros, ahora, ocupan sus altos cargos y de ellos, tal vez, ni siquiera subsiste el recuerdo. Durante su vida parecían valer algo, pero ahora nadie habla de ellos.
Lea también: Todo razonamiento, por profundo que sea, no va exento de oscuridad
Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.