En medio de las reacciones mundiales tras la muerte del Papa Francisco, ocurrida el pasado 21 de abril, líderes sociales, ambientales y religiosos han destacado su legado en la defensa del medioambiente, un eje fundamental de su pontificado.
Francisco será recordado como el Papa que puso en el centro de la agenda católica el cuidado de la Casa Común, como tituló su histórica encíclica Laudato Si’, publicada en 2015. En ella, denunció la “cultura del descarte”, el extractivismo sin ética y el impacto desproporcionado de la crisis climática sobre los pobres.
“Todo está conectado”, escribió, en un llamado que traspasó fronteras religiosas y se convirtió en referencia para activistas, científicos y organismos internacionales.
Una encíclica que cambió el debate global
Laudato Si’, subtitulada Sobre el cuidado de la casa común, fue la primera encíclica ecológica en la historia de la Iglesia. En sus páginas, el Papa abogó por una “ecología integral”, que no se limite a proteger el ambiente, sino que incluya la justicia social, la dignidad humana y la economía al servicio de la vida.
Este documento marcó un antes y un después en la relación de la Iglesia con el planeta. En 2023, publicó una actualización titulada Laudate Deum, en la que expresó su preocupación por la falta de acción frente a la emergencia climática.
Impacto en América Latina y el Oriente antioqueño
En territorios como el Oriente Antioqueño, donde confluyen riqueza natural y amenazas extractivas, el mensaje de Francisco tuvo un eco especial. Líderes rurales, comunidades campesinas y movimientos eclesiales han encontrado en su palabra un respaldo espiritual a sus luchas ambientales.
Francisco, un líder profético
Más allá de sus documentos, Francisco predicó con el ejemplo: redujo el uso de plásticos en el Vaticano, promovió inversiones sostenibles y habló directamente en cumbres climáticas como la COP26.
En este Día de la Tierra, su figura se alza como símbolo de un cristianismo comprometido con la vida, la justicia y el futuro del planeta.
🕊️ «La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería» — Papa Francisco, Laudato Si’.