“Gracias por la oscuridad que me permite ver las estrellas y valorar la luz. Gracias por la luz que me muestra el camino y me permite valorar la vida”.
Somos seres luminosos porque somos conciencia al igual que cada ser y cada cosa creada. Recuerda, la luz no tiene sombra y por mucha oscuridad que haya, siempre vuelve la luz.
La luz y la sombra habitan en nuestro interior, forman parte de lo que somos. Son la lucha entre lo que reconocemos, lo que evitamos, lo que admitimos y lo que ignoramos o no queremos ver. Estamos hechos de luz y de sombras y por eso mismo habrá parte de nosotros que no queremos aceptar. ¿Eres consciente de tus propias sombras?
El psiquiatra Carl Jung definía nuestras sombras como el conjunto de las frustraciones, experiencias vergonzosas, dolorosas, temores o inseguridades que se alojan en el inconsciente de la persona. La sombra contiene todo lo negativo de la personalidad que el yo no está siempre en condiciones de asumir.
La maldad, el egoísmo, la envidia, la cobardía, la avaricia, la ira y muchas de nuestras emociones y nuestros miedos son nuestras sombras que muchas veces se expresan en sentimientos de culpa o hasta en depresiones, reflejando una imagen que no nos reconocemos.
“La sombra no te define, solo te guía en tu camino hacia la luz”. Carl Jung.
Debemos abrazar la sombra, y abrazar tu sombra consiste en abrir tu corazón y hacer las paces con tus ogros internos. Acéptala y poco a poco se va canalizando hacia algo más positivo y así enfrentar más fácil cualquier miedo, temor y descubrir aspectos de nosotros mismos que antes estaban ocultos.
La luz que nos ilumina desde el interior son todas aquellas cualidades, virtudes, emociones, comportamientos o deseos que nos gusta mostrar. Representa la bondad, la autoestima, la alegría, el amor, la compresión, que hay en cada rincón de tu alma.
No hay luz sin sombra ni totalidad psíquica libre de defectos, porque nuestra tarea en la vida no es que seamos perfectos sino completos, aceptándonos plenamente al integrar nuestra sombra en personalidad para hacerlo consciente y poder controlar sus manifestaciones.
Todos somos portadores de luz, pero lo hemos olvidado y por eso vagamos en la sombra.
Te invito a ser crecer tu luz: Eres un ser de luz, un ser de amor, único irrepetible e insustituible, esa luz que irradias es única, con tu amor has que a los demás se expanda.
Permitir acceder en luz es cuidar nuestros hábitos, vivir en el presente en el aquí y en el ahora, meditar, compartir con los demás seres humanos y la naturaleza, respirar, agradecer.
“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad”. Carl Jung.
“Solo en mi dolor, encontré mi voluntad. Solo en mi caos, aprendí a estar en calma. Solo en mi miedo, encontré mi fuerza. Solo en mi oscuridad, vi mi luz».
Por: Martha Isabel González