45. Solamente a María entregó Dios las llaves de las bodegas (Cant. 2, 4) del divino amor, y el poder de entrar en las vías más sublimes y secretas de la perfección, y allí hacer entrar a los otros. María solamente es quien da la entrada en el Paraíso celeste a los miserables hijos de Eva, la infiel, para allí pasearse agradablemente con Dios, para ocultarse con seguridad de sus enemigos, para allí alimentarse deliciosamente y sin temer la muerte, del fruto de los árboles de la vida y de la ciencia del bien y del mal, y poder beber a grandes tragos de las aguas celestiales de esta bella fuente que allí brota con abundancia; o mejor aún, como Ella misma es este paraíso terrestre, o esta tierra virgen y bendita de la que Adán y Eva pecadores fueron expulsados, no permite la entrada en sí misma más que a aquellos y a aquellas que son de su agrado, para hacerles santos.
Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María
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