29. Dios Padre quiere hacerse hijos por María hasta el fin del mundo, y le dice estas palabras: “In Jacob habita…” (Eclo. 24, 13): –Habita en Jacob, es decir, haced vuestra morada y residencia en mis hijos y predestinados, figurados por Jacob, y de forma ninguna en los hijos del diablo y los réprobos, figurados por Esaú.
30. De igual manera que en la generación natural y corporal hay un padre y una madre, también en la generación sobrenatural y espiritual hay un padre que es Dios y una madre que es María. Todos los verdaderos hijos de Dios y los predestinados tienen a Dios por padre y a María por madre, y quien no tiene a María por Madre, no tiene a Dios por Padre. Esta es la razón por la cual tanto los réprobos como
los herejes y cismáticos, etc., que odian o miran con desprecio o indiferencia a la Santísima Virgen, no tienen a Dios por padre, aunque se gloríen de tenerlo, porque no tienen a María por madre: una vez que, si ellos la considerasen como tal, la amarían y honrarían como un verdadero hijo ama y honra naturalmente a su madre que le dio la vida.
El signo más infalible e indudable para distinguir a un hereje, un hombre de mala doctrina, un réprobo, de un predestinado, es que el hereje y el réprobo no tienen más que desprecio e indiferencia hacia
la Santísima Virgen, procurando, por sus palabras y ejemplos, disminuirle el culto y el amor, abierta u ocultamente, y aún sirviéndose algunas veces de hermosos pretextos. ¡He ahí la razón por la cual Dios
Padre no ha dicho a María que haga en ellos su morada, ya que son Esaús!
Fuente: Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen María y el Secreto de María
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