2. Pero convéncete que no puedes llegar a esta preparación con el solo mérito de tus acciones y esto aunque te prepares un año entero sin tener que hacer otra cosa.
Si te permite acercarte a mi mesa sólo por una condescendencia de mi amor y de mi gracia; así como si un rico convidara a un pordiosero a su mesa y el pobre no pudiera retribuirle de otra manera que con humillaciones y agradecimientos.
Haz todo lo que esté de tu parte y hazlo con mucha diligencia, no por costumbre ni por obligación. El cuerpo de tu amado Señor y Dios, que se digna ir a ti, recíbelo con temor, veneración y amor. Yo te llamé, yo mandé que así se hiciera y yo supliré lo que falta. Pero tú, ven y recíbeme.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.