11. La naturaleza tiene inclinación a las criaturas, a la propia persona, a las vanidades y a las conversaciones, mientras que la gracia tiende hacia Dios y las virtudes, renuncia a la criatura, huye del mundo, abomina los deseos carnales, no va de un lado para otro perdiendo el tiempo y se avergüenza de aparecer en público.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.