6. Si todo lo miras bien y lo consideras a la luz de la verdad, nunca te debes entristecer profundamente por las adversidades, sino alegrarte y darme gracias y, además, considerar como un gozo único el ser afligido sin consideración con toda clase de dolores.
Como el padre me amó, así también os amo yo (Jn. 15, 9), les dije a mis amados discípulos, y los envié no a gozar de los bienes de este mundo, sino a sostener grandes combates; no a buscar honores, sin desprecios; no a vivir en el ocio, sino a trabajar; no a descansar, sino a producir mucho fruto en la paciencia.
No te olvides, hijo mío, de estas palabras.
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Fuente: Tomas de Kempis. La Imitación de Cristo. Edición Paulinas.